VI Congreso Político - Educativo de la CEA "Bicentenario. Realidad, desafíos y proyecciones"

Este foro se instituye como herramienta de apoyo para el trabajo y debate colectivo de los docentes que integran la CEA (y todos aquellos que quieran acercarse a la mirada que desde aquí proponemos) en pos de la temática de nuestro VII Congreso Político Educativo Educación pública para la inclusión y la participación democrática. Experiencias y compromisos de la escuela de hoy.

27 de julio de 2010

Síntesis de las evaluaciones realizadas por los participantes de los cursos de Género y de Formación Sindical


A fin de contar con insumos que nos posibiliten analizar los aspectos que requieran redefiniciones como también potenciar los resultados positivos, en el último encuentro del curso de Formación Sindical realizado en Formosa y de Género en La Rioja, se planteó a los participantes una evaluación abierta en la que se contemplaran los aspectos académicos, organizativos, el material presentado y otros considerados relevantes, a lo largo de la propuesta de formación.

Producto de esas evaluaciones es la síntesis que se presenta a continuación, en la que  se destacarán aspectos coincidentes de ambos cursos. Se detallarán por provincia sólo aquellas cuestiones particulares en las que se muestren disidencias.

Aspecto académico:
Se enfatiza el muy buen nivel académico de los profesores quienes han demostrado poseer conocimientos sobre los contenidos presentados, claridad expositiva y muy buena predisposición para responder a las inquietudes de los participantes. Se valora que en cada encuentro se haya propiciado la participación y el intercambio por parte de los asistentes.
Las temáticas se reconocieron como novedosas no sólo porque no habían sido abordadas en otros cursos sino también porque permitieron conocer la realidad de otras regiones del país.
Los participantes destacan que nunca antes habían tenido acceso a cursos de esta calidad y con tan alto compromiso con la educación, la docencia y el sindicalismo.
Buen equipo docente, que trabajaron temáticas actuales y donde nos vimos reflejadas en ellas. La capacitación fue positiva y significativa en cuanto saber y calidez humana. Espero que se repitan los encuentros con diversidad de temáticas” S.E.L.A.R  - La Rioja - 

Creo que el curso enriqueció mis conocimientos no sólo desde el aspecto epistemológico sino también lo que desconocía de otras realidades del país. La calidad de los colegas disertantes, excelente. Demostraron solvencia académica y lo más importante, un alto grado de militancia y compromiso con la educación, la docencia y el sindicalismo. La bibliografía propuesta como así también los soportes teóricos fueron muy buenos (películas, proyecciones) y sirvieron de disparador para los debates”  VOZ DOCENTE- Formosa.

Aspecto organizativo:
Se destaca la comunicación mantenida respecto de las fechas, modalidades y sedes de cada encuentro. Se denotó mucho esfuerzo por parte de los organizadores en cuanto al espacio físico ofrecido, el cumplimiento de los horarios y las viandas.
Las consignas dadas para la resolución de trabajos prácticos fueron acordes y brindadas en tiempo y forma.
Se propone considerar la posibilidad de realizar futuros cursos en otras localidades, más alejadas de las capitales, a fin de darle la oportunidad de participar a otros docentes interesados en las temáticas, y que se les dificulta viajar regularmente a la ciudad capital.

Se hace destacar muy buena la organización, el marcado de los tiempos de trabajo y las presentaciones de los expositores”  S.E.L.A.R  - La Rioja. 

“En el aspecto organizativo valoramos el esfuerzo de la CEA y de los profesores que dictaron el curso. Superó ampliamente nuestras expectativas y me gustaría una continuidad a pesar de las dificultades y el esfuerzo que esto implica, lo necesitamos!” VOZ DOCENTE- Formosa.

Material presentado:
El material audiovisual y bibliográfico ofrecido resultó novedoso, preciso, variado y enriquecedor para el debate.
Excelente el material, manuable, cómodo, de fácil manejo. Excelente su presentación, acorde a la temática abordada, comprensible tanto para trabajar en la jornada como para trabajar en nuestros lugares de trabajo” S.E.L.A.R  - La Rioja.

Los módulos fueron muy claros, en la mayoría de las temas, inclusive en muchos casos generándose debates, lo que motivo un excelente nivel del curso. Debemos destacar que salimos muy enriquecidos y con nuevos conocimientos”  VOZ DOCENTE- Formosa.

Otros:
Se coincide con la posibilidad dada por estos cursos de socializar a otros docentes los temas abordados en los encuentros.
Se valora el fortalecimiento profesional que significó conocer aspectos de la actividad sindical, desconocidos hasta el momento.
Las temáticas han podido traducirse y aplicarse al ámbito laboral.
Se insiste con la necesidad de continuar con otras propuestas de capacitación que ahonden en estos y otros temas relacionados.

En el caso de Voz Docente, Organización de Base de Formosa, para futuros cursos se considera conveniente la realización de un trabajo práctico por módulo a fin apropiarse con mayor rigurosidad de los contenidos abordados.
Asimismo, se destaca la necesidad de brindar puntaje al curso no sólo para no computar inasistencias en las escuelas, abriendo así la posibilidad de mayor participación de los docentes, sino también como reconocimiento a la calidad de la oferta.

5 de julio de 2010

Cuando los medios aportan un valor agregado

Por Gustavo Efron *

Heredera privilegiada de la modernidad, la escuela como dispositivo está sustentada en una organización secuencial de la información, a partir de la cual la alumna o el alumno van construyendo sus conocimientos mediante procedimientos pautados y sucesivos, desde una lógica racional. Esto es histórico. ¿Pero qué pasa hoy cuando buena parte de la información del ambiente es provista por otras agencias sociales; como los medios masivos de comunicación e internet?

La lógica de procesamiento de la información propia de los medios es sustancialmente diferente a la escolar: aleatoria, fragmentaria, no secuencial, y regida más por la sensibilidad que por el ordenamiento analítico-racional.
A esto se suma la revolución comunicacional de internet: allí, emergen comunidades virtuales, nuevos lugares (o “no lugares”) de interacción; y de cada elección surge un abanico de posibilidades que no hubiera existido de no haber uno cliqueado allí. No hay un principio, un desarrollo y un final, sino un recorrido no lineal, personalizado y flexible.Entonces surge el interrogante: ¿puede la escuela hacer caso omiso de estas maneras de socialización? La pregunta es retórica: no es posible -ni deseable- darle la espalda a un espacio que se erige como un actor relevante en la constitución de subjetividades. Pues bien:¿cómo puede la institución escolar dar cuenta de estos nuevos formatos informativos y organizacionales, y valerse de ellos para potenciar los procesos de enseñanza y de aprendizaje en el mundo de hoy?

Hay muchos caminos posibles, y varios de ellos ya se han transitado, con distintos resultados. He aquí algunas perspectivas y posibilidades, como pinceladas que pueden servir de disparadoras de muchas otras ideas.

Trabajar con fragmentos de ficción televisiva puede resultar una buena alternativa. Muchos programas, algunos para toda la familia, otros para jóvenes y preadolescentes, bien pueden tomarse como síntomas y a la vez como metáforas de lo cotidiano. Lugares en los que se ponen en cuestión muchos de los conflictos, dilemas y problemáticas ético-políticas que atraviesan a nuestra sociedad y a nuestros alumnos; en los que se ponen en juego dimensiones de nuestras vidas; en algunos casos, de manera subyacente, en otros, explícitamente.

¿Podemos ver allí una posibilidad de intervención como adultos-docentes? Sí. No para señalar con una vara lo que está bien y lo que está mal, ni para concluir con una lección moralizante, sino para otorgar relieve a la mirada, para capturar aquello que subyace allí, casi esperando la oportunidad de tornarse evidente y echar luz sobre esos rincones ocultos donde reside el sentido, aquellos humores y aquellos dilemas que se presentan a diario. Y en esta lectura, lo aleatorio se cruza con lo analítico, las sensaciones con la reflexión racional; senderos que se bifurcan y se vuelven a encontrar.

En tiempos de Facebook, de exposición pública de lo privado, de identidades en red, ¿qué queda para esa aula clásica del “puertas para dentro”? ¿Qué queda de esa escuela “entre muros”, que bien ilumina la película francesa?
Esos muros ya se han filtrado, y entre sus grietas fluye aquello incontenible, aquella energía activa que, si no se potencia, se pierde.

Quizás sea oportuno pensar en propuestas que atraviesen las fronteras físicas del aula, que reenvíen a experiencias por fuera de esos límites que -de hecho- ya son difusos. ¿Comunidades temáticas planteadas desde la escuela, en entornos colaborativos? Puede ser, hay una potencia latente en esta posibilidad ¿Redes sociales internas en torno a inquietudes comunes a la comunidad escolar? ¿Por qué no? ¿Por qué no analizar y debatir un acontecimiento histórico en un entorno estilo perfil de Facebook, con textos, imágenes, videos y links alusivos? ¿Pensamos que esto le resta profundidad? No necesariamente, si está bien orientado y dirigido en función de un diseño pedagógico; y si pensamos que la mayor participación puede implicar un riesgo, es verdad, pero sobre todo una necesidad y un compromiso con la democratización de la enseñanza. Ventanas que se van abriendo a partir de ir planteando nuevas gramáticas para la generación del conocimiento.

Poner a los alumnos en contexto de producción de materiales (audiovisuales, gráficos, radiales) es otra posibilidad, que los posiciona ante la evidencia de que toda elaboración mediática es resultado de un dispositivo de construcción, de un artificio, tan arbitrario y particular como cualquier elección. Y que allí operan mecanismos de selección. Que no es un “reflejo” de la realidad sino una construcción montada sobre ella, un recorte y a la vez una elaboración, que plantea un punto de vista, un ángulo de mirada.

Este “hacer” con los medios en la escuela también da lugar a un tratamiento artístico y subjetivo de temáticas  curriculares, lo que implica no tomar el arte como un espacio autónomo (de “artistas”), sino como una instancia de producción que atraviesa y a la vez actualiza los contenidos en clave de las y los jóvenes. Esta apuesta genera vibraciones y turbulencias en la racionalidad clásica de la cultura letrada, y pone a circular por el aula todo un “mundo de sensaciones” tradicionalmente  excluido en las prácticas educativas.

No se trata simplemente de incorporar los medios y las TIC a la escuela, como un mecanismo agilizador. No es cuestión de sumar recursos dinámicos para el aula, lo cual representa solo un cambio cuantitativo y de forma. El verdadero salto cualitativo es lograr construir desde la pedagogía cotidiana nuevas lógicas comunicacionales, apelar a otros procesos de producción de sentido, inaugurar mediaciones que nos reenvíen a lo subjetivo, otras gramáticas, otras vincularidades y desde allí habilitar nuevos escenarios para pensar y producir. Es solo dentro de ese marco político-pedagógico que la experiencia con los medios y las tecnologías de la información pueden aportar un valor agregado significativo.

Bicentenario y educación

Por Marcelo Albornoz

El bicentenario de nuestra Patria también es una oportunidad para promover conmemoraciones y aprendizajes críticos.
Este ciclo lectivo es particularmente excepcional porque comenzamos a transitar el período bicentenario de nuestra historia que culminará el 9 de julio del año 2016.
Como todos lo inicios, los docentes renovamos nuestras esperanzas y compromisos con nuestros alumnos. Pero convengamos que a todo ello, en esta oportunidad, se suman los doscientos años de historia política del Estado Argentino y ello nos debe enorgullecer y estimular para que lo conmemoremos y festejemos sin ningún tipo de eufemismo ni reparo. 

Si bien, la Nación Argentina preexistía desde mucho antes, el Estado como tal empieza a cumplir sus primeros doscientos años .Sin animo de incurrir en tecnicismos, podemos convenir en considerar al bicentenario como la fecha en que nace nuestro Estado, entendiéndolo como persona jurídica de orden público, es decir como un ente susceptible de adquirir derechos, contraer obligaciones y de auto gobernarse.

En este artículo, no pretendemos realizar ningún tipo de análisis e historicismo institucional, y no porque no lo amerite, sino porque nos motiva otra cuestión. Somos conscientes de los enfrentamientos internos, de las dilaciones y las contradicciones en que incurrieron algunos hombres de Mayo y Tucumán. Es por ello que solo nos anima un interés pedagógico para elaborar nuestras clases y darle así, el marco alusivo que se merece.

Por ello, es que creemos que no es sólo una oportunidad para festejar, sino que además es una posibilidad de generar meta reflexiones holísticas de los distintos sucesos que vivimos como argentinos. También nos parece apropiado que desde nuestros espacios curriculares, pensemos lo nuestro desde nosotros mismos.
Nos referimos a promover una mirada Latinoamericana, que recoja las diversidades culturales tanto de nuestro país como de la región .En definitiva, el bicentenario es una singular oportunidad para incluir y abordar desde nuestras áreas y materias distintos tópicos que resinifiquen acontecimientos históricos, políticos, económicos y sociales, que ciertamente fueron consolidando nuestra identidad cultural y que por ello deben ser objeto de nuestras intervenciones y acciones educativas.

En este sentido, es que nos parece apropiado contemplar en nuestros programas y planificaciones el tratamiento educativo que se merece semejante acontecimiento. A partir de ello, podemos generar en nuestros proyectos, distintos interrogantes que nos faciliten tanto la construcción como la adquisición de contenidos relevantes y significativos para la comprensión de nuestra historia. 

La metodología que planteamos está basada en la generación de interrogantes sobre diferentes acontecimientos y procesos históricos que nos permita a partir de ellos, promover acciones educativas .Sólo a modo enunciativo y sin ningún carácter taxativo enunciamos lo siguiente:
Quizás, puede ser pertinente problematizar sobre los pueblos originarios y tratar de responder: ¿Por qué fue recién en el año 1994 que reconocimos su preexistencia étnica y cultural? O ¿que pasó con el espacio geográfico que habitaban?

Otro disparador para generar motivación académica puede ser tratar de responder: ¿Por qué tardamos cincuenta años en darnos una Constitución Nacional?

Siguiendo con la formulación de preguntas planteamos: ¿Por qué tardamos 116 años en elegir de manera democrática a nuestro primer presidente? O ¿Por qué demoramos 136 años para conocer la justicia social? Otras preguntas pueden ser: ¿Por qué tuvieron que pasar 142 años para consagrar el voto femenino? o ¿Por qué sólo después de 164 años se pudo generar una regulación normativa del trabajo?
El último de los interrogantes elaborados y seleccionados puede estar referido a ¿Por qué tardamos 174 años en celebrar el Tratado de Paz y Amistad entre la Argentina y Chile tras seis años de mediación papal, siendo naciones hermanas y con una frontera común inmensa? 

Reitero, lo precedente es sólo una propuesta para conocer nuestra historia que seguramente puede sumarse e integrarse a las de cada institución escolar. 
En definitiva, sólo se trata de conmemorar y festejar el bicentenario.

Iñaki-e ilustra con humor el debate sobre el proyecto de país contrastado con un divertido tema de conversación de la escolaridad contemporánea.

Daniel Paz realiza una delirante analogía entre un actor y un participante de la revolución, desde la perspectiva de un estudiante jóven en la actualidad.

2 de julio de 2010

Fundamentación del VI Congreso Político Educativo de la CEA


Los espacios construidos en torno a los Congresos Político Educativos que la CEA realiza anualmente, se convirtieron en marcos de acuerdo y consenso para abordar diferentes temáticas prioritarias de la actividad docente y de la política educativa nacional y regional que posteriormente, devinieron en Documentos de Posición de la Confederación. Los temas abordados en los Congresos[1] pusieron en diálogo a la escuela con la realidad del país y de la región con el objeto de ofrecer un espacio de formación integral para los maestros y profesores que conforman la CEA y un modelo sindical que exprese las nuevas prácticas y el nuevo lenguaje sindical y docente que la sociedad de hoy espera de los educadores.

Desde el año 2005 nuestros Congresos se destacan por ofrecer un ámbito  oportuno para plantearnos temáticas que aportan a la comprensión e interpretación de la compleja realidad que nos toca vivir a las educadoras y los educadores del siglo XXI. Entre ellas vale señalar temas tales como la pobreza, la actual Ley de Educación Nacional, el nuevo profesionalismo docente, las infancias y juventudes de hoy, las nuevas tecnologías y formas culturales contemporáneas. Los congresos son, además, un momento oportuno para el encuentro entre colegas de distintos puntos del país que se reconocen en la diversidad y en la pluralidad, rasgo común que nos une como argentinas y argentinos.

Una vez más, en este año 2010, los días 2, 3 y 4 de septiembre, la docencia del país, nucleada en la Confederación de Educadores Argentinos, realizará su VI Congreso Político Educativo en la ciudad de San Miguel de Tucumán: “Bicentenario. Realidad, desafíos y proyecciones”. Su título devela el marco de celebración que nos reúne en un tema común de reflexión y debate en torno de las perspectivas histórico políticas pasadas, presentes y futuras. Los docentes nos proponemos recrear el relato de la historia pasada, interpretar este complejo presente y dar luz a un nuevo relato esperanzador de proyección a un futuro más justo, inclusivo y de bienestar para el conjunto de nuestro pueblo.

En este sentido, creemos que recordar la gesta de mayo de 1810 permite ubicarnos en el nacimiento de una Nación que estaba forjando su futuro como un estado libre junto con los pueblos vecinos de la América del Sur, dando a luz la idea de patria, tanto en un marco territorial específico como, así también, de patria grande.

Esta Confederación, cada vez más integrada a los hermanos países de nuestra región, que alberga a más organizaciones y que representa a más docentes, crece en una Argentina que inaugura en este Bicentenario tiempos de reflexión y de acción de la cual los docentes de la CEA no podemos quedar aislados. La historia de estos doscientos años nos reconoce como actores estratégicos en la producción y uso del saber pedagógico que define a nuestra profesión, saber que debe garantizar la inclusión de todos y todas en potentes experiencias educativas, el respeto de las diferencias culturales, étnicas, geográficas, religiosas y de opinión y la disminución de las desigualdades sociales, culturales y económicas de origen. Celebramos entonces, este espacio para el reencuentro con nuestros colegas de hoy para compartir nuestra historia común pasada y asumir nuestro compromiso en defensa de una mejor escuela pública por venir.

Por lo antes delineado, es pertinente preguntarnos:

¿Qué relatos contará la escuela el día después del Bicentenario?
¿Cómo haremos los docentes para convertir el frío bronce de nuestros héroes de ayer en ropajes humanos y colectivos?
¿Qué otros hombres y mujeres haremos visibles?
¿Qué concepción de democracia y de ciudadanía sostendremos?
¿Qué tensiones tendremos que afrontar?
¿Quiénes somos las argentinas y los argentinos que hoy estamos frente a las aulas?
¿Qué coherencia sostenemos entre discurso y práctica?
¿Existe una real comprensión acerca de lo que significa la diversidad? Y en este sentido, ¿Se observan dificultades para convivir con un otro diferente?
¿De dónde y con qué partimos para construir un futuro mejor?
¿Qué deudas tenemos y qué compromisos asumimos los docentes y los sindicatos?

Como ya hemos destacado, desde la refundación de la Confederación de Educadores de la Educación en 2004, hemos compartido una serie sostenida de congresos que nos permitieron ser protagonistas de algunos hechos importantes de estos primeros históricos años del siglo XXI y que serán recogidos, reinterpretados y continuados por las nuevas generaciones.

En estos ámbitos la CEA participó activamente representando los intereses del conjunto de la docencia que vive cotidianamente la realidad de las escuelas y que son, a la vez, espejo de los sujetos que la habitan y esperanza para la concreción de los sueños de un futuro más justo e inclusivo porque la transitan nuestras niñas, nuestros niños, nuestros jóvenes, nuestro pueblo.


[1] Los documentos pueden ser consultados en el sitio Web de la CEA: www.cearg.org.ar (link escuela).

1 de julio de 2010

El Bicentenario no es un comodín*


Por: Hilda Sábato**

           En nuestro país, los estudios históricos experimentaron un gran impulso a partir de la caída de la dictadura, pues desde entonces se normalizaron las universidades y se promovió la investigación en un clima de libertad indispensable para el desarrollo científico. Los resultados de ese esfuerzo son heterogéneos, pero el conjunto ofrece visiones renovadas, bastante diferentes de las vigentes hace treinta años. No se trata de una interpretación única del pasado que reemplace a las anteriores, sino de un campo abierto que propone preguntas y recorre caminos nuevos siempre en discusión.

Desde ese punto de mira, el primer interrogante que nos plantea el Bicentenario refiere a la fecha misma: ¿Qué conmemoramos? Según nos enseñaron en la escuela, el nacimiento de la patria. En mayo de 1810 habría surgido una nación – Argentina – que sólo esperaba romper las cadenas que la ataban al yugo español para realizarse. Esta versión tradicional ha sido puesta en cuestión por la investigación histórica que no encuentra tal nación en potencia y que, en cambio, ve a este rincón del mundo como parte integral del imperio español, en crisis desde 1808. La caída de la monarquía reinante provocada por la invasión de Napoleón a la península sacudió la estructura imperial que entró en rápida disolución. Se desataron entonces transformaciones profundas en América; entre ellas, la ruptura de los lazos formales entre la metrópoli y los "reinos" (o colonias) americanos y la puesta en marcha de sucesivos intentos de construcción de nuevas unidades políticas a partir de la organización y reorganización de los territorios que soltaban sus amarras.

Estos intentos tuvieron suerte muy diversa. En el Río de la Plata, hubo variadas experiencias: la unidad de virreinato colapsó junto con el poder español, se armaron proyectos propios en varias regiones (Paraguay, Banda Oriental, el Alto el Alto Perú, entre otras), y el resto ensayó formas diferentes de supervivencia conjunta, la mayor parte del tiempo como una laxa asociación de estados provinciales, que sólo en 1853 sellaron la unidad bajo formato federal. Como vemos, el mapa político cambió varias veces hasta que se consolidaron los estados-nación modernos que hoy conocemos, entre ellos la Argentina vuelve, entonces, la pregunta sobre el Bicentenario. Si 1810 no fue el año del nacimiento de la Argentina ¿Qué conmemoramos entonces? La respuesta nos lleva a otro plano de los cambios que sacudieron a la América española por esos años: la revolución.

En 1810 se inició en Buenos Aires, como en otras ciudades americanas, un cambio político radical. Frente a la caída de la monarquía, los "reinos" americanos reclamaron la recuperación del poder que – sostenían sus dirigentes – les pertenecía originariamente. La "soberanía" debía revertir así a las unidades territoriales o "pueblos", a quienes correspondía darse su propio gobierno mientras durara la ausencia del rey. Esa figura, sin embargo, pronto se superpuso con otra más nueva: la soberanía del pueblo en singular, que anunciaba una nueva era, la de las repúblicas, en las cuales el poder legítimo debía fundarse sobre la voluntad popular y sobre la igualdad y la libertad de sus integrantes. En un momento en que la propia Europa redoblaba su adhesión a la monarquía y aun al absolutismo, la adopción de formas republicanas de gobierno fue una apuesta original que entrañó, además, una ruptura decisiva con respecto al pasado colonial. Esta fue la gran revolución americana de comienzos del XIX, que pronto desafió a sus propios impulsores, inaugurando un siglo de intenso conflicto político.

La puesta en práctica de gobiernos de tipo republicano fue, así, anterior a la consolidación de los estados. Esa opción inicial no marcó, sin embargo, un único camino de construcción nacional, sino que abrió a diversas alternativas ensayadas, con éxitos y fracasos, en las décadas siguientes. Por eso, es difícil seguir sosteniendo que en 1810 surgió la nación argentina. Esta fue el resultado de un largo proceso, nada lineal por cierto, muy conflictivo y que no estaba inscripto en ese momento que hoy conmemoramos, el momento de la revolución.

Como vemos, el Bicentenario nos plantea interrogantes centrales sobre nuestra experiencia colectiva. Revolución, república y nación no son apenas términos que vienen del pasado –preocupación de historiadores, sino conceptos densos que otorgan sentido al conjunto de la historia argentina. Como lo son, también, algunos principios y valores acuñados entonces y que siguen estando en juego, como la soberanía popular, la igualdad y la libertad. Aprovechemos, pues, estas fechas simbólicas para promover debates amplios sobre estos y otros temas de una experiencia bicentenaria que seguirá marcando nuestra vida futura.


Extraído de Revista Ñ, 20 de marzo de 2010.
** Historiadora, profesora titular de la UBA e investigadora principal del CONICET.